Eran gente cultivada y amable, cosmopolita, amante de la música y la literatura. Profesionales acomodados que vivían en un barrio residencial y se reunían para mantener tertulias culturales y escuchar sus piezas favoritas. Su único problema es que vivían bajo un régimen totalitario que en su pendiente final iba a exigirles un conformismo que repelía a sus convicciones liberales.
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ToroEste ambiente de refinada burguesía cultural en el seno de la antigua República Democrática Alemana (RDA), un mundo cuya existencia era poco conocida hasta ahora, es el que ha reconstruido Uwe Tellkamp a través de los miembros de la familia Hoffman en su novela Der Turm(La torrei), que se alzó el pasado lunes con el cuarto Deutscher Buchpreis a la mejor novela del año en lengua alemana. Como consecuencia, el autor ha saltado al estrellato de forma inmediata y se ha convertido en la figura más entrevistada y perseguida por los medios de su país en la Feria del Libro de Frankfurt.Tellkamp nació en Dresde, en la antigua RDA, en 1968, en el seno de una familia parecida a los Hoffman que describe. Tras cumplir tres años de servicio en el ejército popular perdió su plaza universitaria, sospechoso de realizar actividades antisistema. Detenido en 1989 en el transcurso de las revueltas que acompanaron a la caída del Muro, posteriormente trabajo como médico, hasta que decidió dedicarse totalmente a la escritura. La torre es su tercera novela. Por la anterior, Der Eisvogel (El pajaro de hielo), fue comparado con Houellebecq, aunque su caso quizas recuerda más al de Jonathan Littell: un escritor joven que se atreve a poner sobre la mesa de sus editores un novelón de mil páginas con preocupaciones temáticas y estilísticas poco habituales. Porque aunque su obra entra en el género de "novelas de la reunificación" que han abordado otros autores como Thomas Messig o Ingo Schulze, Tellkam es ajeno a las preocupaciones vanguardistas de sus compañeros de generación, y el tratamiento que emplea le aproxima, según quienes lo han leído, más bien a Thomas Mann y a su visión de la burguesía alemana culta de principios del siglo XX. Quizas por ello algunos criticos le han reprochado un supuesto conservadurismo estético y político.El Deutscher Buchpreis ha demostrado en poco tiempo un gran olfato y ha conseguido un prestigio y una capacidad prescriptora envidiable. Depende de la Asociación de Editores y Libreros Alemanes y cuenta con un jurado de personalidades independientes, críticos, periodistas, gestores culturales y libreros, que se renueva cada año. Está dotado con 25.000 euros para el ganador y 2.000 euros para los cinco finalistas, cuya obra es abundantemente promocionada en las semanas anteriores al fallo. En años anteriores el galardon ha recaido en Arno Geiger, Katharina Hacker y Julia Frank, todo ellos relativamente jovenes en el momento de recibirlo, y todos consolidados ahora (y traducidos al castellano por El Aleph, Bruguera y Tusquets, respectivamente).En su fallo de esta convocatoria, el jurado ha destacado que "la gran novela de los años previos a la reunificación de Uwe Tellkam La torre traza en una plétora de escenas, imágenes y formas discursivas el panorama de una sociedad a la que le acecha su final (...) Uwe Tellkamp envía a su rebelde protagonista Christian Hoffman a un viaje infernal desde su entrada en el servicio militar hasta consumar las acciones represivas del Ejército Popular. El lector se ve envuelto como nunca antes por los aromas, las expresiones y la mentalidad de los últimos años de la RDA".Libros en movimientoEntre tanto en la Feria las contrataciones se van animando. En la banda alta de las cotizaciones esta la novela Juliet, de Anne Fortier, que recrea la historia de Romeo y Julieta en clave de un thriller ambientado entre Nueva York y Siena. Planeta lo ha adquirido por una cifra superior a los 100.000 euros (aunque inferior a los 300.000 que ha abonado por el mismo libro una editorial italiana). También un fuerte desembolso de centenares de miles de euros le habría costado a Suma de Letras la trilogía vampírica que esta preparando el director de cine Guillermo de Toro, siguiendo el sendero abierto en los últimos tiempos por la comercialísima Stephanie Meyers.Daniel Fernández ha contratado para Edhasa Azincourt, de Bernard Cornwell. Esta novela histórica, en los primeros puestos de las listas de venta británicas, abre una serie sobre batallas célebres que ha emprendido el padre de Sharpe.Anagrama ficha a uno de las figuras emergentes de la literatura alemana actual, Daniel Kehlmann, que obtuvo un éxito internacional con su novela anterior La medida del mundo, al que publicará su nueva obra Ruhm, un thriller literario en nueve episodios aparentemente separados que convergen en un final sorprendente.Seix Barral ha contratado La cantinela triste, de Lorrie Moore, con la que vuelve a la carga tras diez años de silencio una de las más prestigiosas autoras americanas actuales.Salamandra ha adquirido La chica de los pies de cristal, primera novela del británico de 25 años Ali Show, historia mitológica fantástica y realista a la vez, de amor en un paisaje que recuerda Islandia, con animales fantásticos, donde la chica se va convirtiendo (sic) en vidrio.Roca celebró sus cinco años de existencia y presentó en el Frankfurter Hof, con otros editores internacionales, el primer volumen de la serie Salai, del tandem Rita Monaldi / Francesco Sorti, sobre las andanzas de un hijo adoptivo de Leonardo da Vinci en la Italia renacentista.China y RusiaEn su año triunfal, China también ha tenido visibilidad en Frankfurt. Ayer se presentó como invitada de honor del año 2009. En 30 años China ha quintuplicado el número de sus editoriales oficiales (de 105 a 573). En el país se publican actualmente 230.000 títulos al año, con 6.400 millones de ejemplares de tirada. Aunque aún muy intervenido estatalmente tanto desde el punto de vista industrial como por la censura, el mundo del libro chino está abriendo sus puertas a la iniciativa privada. Lo hace, sin embargo, de una forma enrevesada, ya que el estado sólo se reconoce a sí mismo como editor, mientras que los editores privados figuran oficialmente como agentes literarios o empresas culturales. Y así consiguen producir unos 30.000 títulos anuales. En cualquier caso China constituye un universo libresco en plena expansión que puede convertirse en un actor importante en los últimos años.También en la Feria estuvo ayer Mijail Gorbachev, que la ha visitado en varias ocasiones. El ex líder soviético y Premio Nobel de la Paz presentó los primeros cinco volúmenes de una colección que tendrá veinticinco tomos, y que incluye tanto los discursos oficiales como las transcripciones de muchos de sus encuentros con políticos extranjeros. La mitad del material es inédito.
